El día de ayer el gobierno de España decidió dar una paso más en su cruzada contra lo que ellos llaman pseudociencias, algunas de ellas reconocidas de interés sanitario por la mayoría de estados europeos. La rueda de prensa de los ministros de Ciencia y de Salud, resultó del todo esperpéntica, lo resumiría en una frase: “Nos toman por idiotas” y añadiría “una vez más”, y lo más triste es que parecemos serlo.
Los que me conocéis sabéis cuán crítico soy con los efectos de la homeopatía, y según que procesos que alegremente denominamos terapéuticos, siempre digo que respecto a este tema y a otros estoy en stand by, procesándolo… Y es cierto que personas sin la formación adecuada, venidos a terapeutas, han causado problemas a sus clientes, del mismo modo que también es cierto que los que si tenemos esa formación hemos podido ocasionar los mismos problemas.
Pero el objeto de esta reflexión no es hablar de la homeopatía, sinó que más bien es la excusa, ayer se nos quiso hacer creer que sólo hay una medicina, la alopática o “tradicional”… Pero os habéis preguntado quien y que intereses mueven la “medicina tradicional”, y no estoy hablado de la mayoría de profesionales del sector que hacen un trabajo loable con poco tiempo y recursos limitados, me refiero a la industria de los fármacos, avalados por “estudios científicos” y “ensayos” que demuestran su eficacia. ¿Pero de verdad os creéis que esos ensayos son siempre representativos y fiables? Qué no han estado, en ocasiones, diseñados y/o manipulados para ajustarse más a los intereses de la industria que al del bien común de la sociedad. ¿No es un escándalo que no se permitan vender genéricos económicos de fármacos que curarían miles de vidas en países pobres? Cuántos fármacos y vacunas han resultado ser un puñetero desastre. Un veneno para la población, y años después de la evidencia no de su poca eficacia, sinó delante del perjuicio que han causado a la sociedad han sido retirados. Hace años conocí a un comercial de la industria farmacéutica y me afirmaba que vendía dos fármacos idénticos pero con diferente precio, y cada vez que un médico prescrivía el caro se llevaba una comisión; y los que os movéis por ese mundo sanitario sabéis que es así. Por otro lado os propongo que antes de medicaros os leáis los posibles efectos adversos descritos en letra pequeña en cualquier prospecto, seguro que ese analgésico que os ibais a tomar dudaríais de hacerlo tan alegremente, y no hablemos de los psicofármacos, que son, como decía un médico profesor mío en la facultad: “es como matar moscas con misiles Tomahawk”. Como también resulta ridículo pensar que una persona con ansiedad o en duelo se curará tomando un psicofármaco, que sólo ataja algunos síntomas, generando otros adversos, y en ningún caso actuando sobre las verdaderas causas del problema… Sólo son parches. Pero ATENCIÓN! Si a ti te funciona y es tu opción quien soy yo para decir que no es una buena terapia, si tu crees que te funciona, te funcionará y lo mismo digo para los que alivian su malestar con la homeopatía, la acupuntura o el Reiki.
Y ayer aparece el ministro Duque para decir que eso no funciona, que eso no se puede enseñar en los programas universitarios, que se sancionará su uso, y en la misma frase tener el cinismo de comparar una técnica milenaria como la acupuntura con el budú… ¿En qué se basa para decir semejante desfachatez? Son afirmaciones arbitrarias y de parte, puede que el verdadero problema del sistema de salud sean estos burócratas! Doblegándose una vez más del lado de los intereses de los poderosos, y minusvalorando a la población.
Yo no te puedo afirmar que la homeopatía funciona, pero tampoco puedo decirte que lo haga el Valium o el ibuprofeno. En todo caso, si la homeopatía no funciona y sólo son bolitas de azucar, nunca produciría un efecto secundario como el que si producen muchos fármacos “cientificamente” testados. Pero el tema no es ese, el tema es la falta de un espíritu critico que tiene más que ver con la educación y la autoconciencia… Nos las “meten” dobladas y ni nos quejamos… Impuestos hipotecarios, cuotas de los autónomos, libertad de expresión, política represora… En fin, o nos plantamos desde un espíritu autorreflexivo o nos doblegan. La vida son elecciones, así que tu decides que verdad quieres comprar, la que te imponen como palabra de Dios o la que has experimentado y pasado por tu propio análisis crítico.
Carlos Romero Martínez.
Psicólogo
Co. Director de Nou Espiral.