CONCIENCIA E IGNORANCIA

Tomar conciencia, es ser honesto con uno mismo, y así, reconocer las emociones y los conflictos propios. Es como hacerse un selfie sin filtros ni postureos.

Cuando nos vemos en el espejo o la pantalla de móvil a nosotros mismos tal cual somos, con luces y sombras, con cualidades y defectos, de una manera directa, correcta y honesta, se destruye de esta manera todo rastro de hipocresía. Este camino conduce a las personas al desarrollo de su propia consciencia y les facilita la satisfacción en sus vidas. Por el contrario, la hipocresía nos lleva al autoengaño y a la frustración de nuestras metas en la vida, así como también lleva a las personas a permanecer en la ignorancia de sí mismos y de como es el mundo en realidad, ya que negando las propias emociones se niega la verdad de lo que uno es y el lugar que ocupa en el mundo.

Según el budismo existen tres “venenos”, la avaricia, la ira y la ignorancia. En el contexto budista ser ignorante no significa ser analfabeto o tener bajo nivel socio-cultural, sino que ser ignorante es el principal obstáculo para el desarrollo de la conciencia ya que la ignorancia desata la avaricia y la ira, que nos llevan a tomar malas decisiones no sólo para los demás, sino también para nosotros mismos.

Cuando permanecemos en la ignorancia no podemos ver el potencial que tenemos dentro nuestro, ni ver el de los demás, es como el “Matrix” de las hermanas Wachowski, una ilusión en la que vemos aquello que otros quieren que veamos, nuestro mundo orbitará alrededor de una idea de felicidad impuesta y aceptada basada el el cumplimiento de nuestros caprichos.

Permanecer en la ignorancia, pues, nos condena a vivir en una mentira, que hoy en día es generalizada, la posverdad, una distorsión deliberada de la realidad, con el fin de crear y modelar la opinión pública e influir en las actitudes sociales. En este entorno los hechos objetivos tienen menos influencia que las emociones a las cuales apelan los manipuladores.

Ahora la verdad es una mentira maquillada que modifica la realidad a conveniencia, fotos en las redes sociales que no corresponden con la realidad, historias pasadas que nunca sucedieron pero que crean una realidad para quienes las escuchan. El razonamiento final de esta situación es que en nuestra sociedad, aún más que antes, solo las apariencias importan, no la realidad.

Pero creer que ha sido esta influencia de unos pocos la que nos conducido a vivir en esta mentira social generalizada, sería darle demasiado poder a esos pocos y restarle mucho valor a la capacidad del ser humano. No todo tienen que ver con lo social. Quizá la razón más importante por la cual sucumbimos a esta mentira social generalizada, es que ignoramos quienes somos en realidad, no somos plenamente conscientes de nosotros mismos.
Tomar conciencia de uno mismo, en ocasiones resulta doloroso, entrar en contacto con esa verdad incómoda nuestra resulta tedioso. Una parte de ese dolor interno quedó oculto en nuestro inconsciente por inmadurez, los niños pequeños no tienen las mismas estrategias y capacidades que los adultos para hacer frente a las exigencias de la vida, para manejar algunas situaciones que resultan altamente angustiosas, y la mente con un propósito de supervivencia las resguarda en el inconsciente. Desde bien pequeños hemos sido educados en vivir de espaldas a nosotros mismos, a desarrollar un intelecto que produzca hacia afuera y a mirar poco hacia adentro.

La solución es sencilla, que no fácil, deja de ir hacia afuera. ¡Para! Hazte un selfie sin retoques busca un espejo en el que poder ver quien eres en realidad. Te preguntarás donde está ese espejo… Pues está escondido entre las páginas de algún libro (esa cosa de papel con muchas letras y sin fotos); está entre las palabras de algún maestro en clase de matemáticas; tras los silencios incómodos de tu espacio terapéutico; entre las risas, llantos y gritos de algún curso de crecimiento personal; en el tiempo dilatado de un retiro; entre el polvo de algún camino, la soledad de una montaña o la oscuridad de una cueva. Está en todos los lados. Sólo, para, deja de distraerte y ponte a mirar, quizá te encuentres con alguien que siempre ha vivido contigo, y que nunca has querido tratar. Mírate, y verás a los demás… Mírate y dejarás de ver en la posverdad que quieren imponerte, y tus ojos ya soló verán a personas que hacen lo mejor que saben y pueden.

Carlos Romero Martínez
Psicólogo.
Co-Director de Nou Espiral – Teràpia i creixement personal S.L.

ZONA CRÍTICA: Homeopatía, educación i autoconsciencia.

El día de ayer el gobierno de España decidió dar una paso más en su cruzada contra lo que ellos llaman pseudociencias, algunas de ellas reconocidas de interés sanitario por la mayoría de estados europeos. La rueda de prensa de los ministros de Ciencia y de Salud, resultó del todo esperpéntica, lo resumiría en una frase: “Nos toman por idiotas” y añadiría “una vez más”, y lo más triste es que parecemos serlo.

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Los que me conocéis sabéis cuán crítico soy con los efectos de la homeopatía, y según que procesos que alegremente denominamos terapéuticos, siempre digo que respecto a este tema y a otros estoy en stand by, procesándolo… Y es cierto que personas sin la formación adecuada, venidos a terapeutas, han causado problemas a sus clientes, del mismo modo que también es cierto que los que si tenemos esa formación hemos podido ocasionar los mismos problemas.

Pero el objeto de esta reflexión no es hablar de la homeopatía, sinó que más bien es la excusa, ayer se nos quiso hacer creer que sólo hay una medicina, la alopática o “tradicional”… Pero os habéis preguntado quien y que intereses mueven la “medicina tradicional”, y no estoy hablado de la mayoría de profesionales del sector que hacen un trabajo loable con poco tiempo y recursos limitados, me refiero a la industria de los fármacos, avalados por “estudios científicos” y “ensayos” que demuestran su eficacia. ¿Pero de verdad os creéis que esos ensayos son siempre representativos y fiables? Qué no han estado, en ocasiones, diseñados y/o manipulados para ajustarse más a los intereses de la industria que al del bien común de la sociedad. ¿No es un escándalo que no se permitan vender genéricos económicos de fármacos que curarían miles de vidas en países pobres? Cuántos fármacos y vacunas han resultado ser un puñetero desastre. Un veneno para la población, y años después de la evidencia no de su poca eficacia, sinó delante del perjuicio que han causado a la sociedad han sido retirados. Hace años conocí a un comercial de la industria farmacéutica y me afirmaba que vendía dos fármacos idénticos pero con diferente precio, y cada vez que un médico prescrivía el caro se llevaba una comisión; y los que os movéis por ese mundo sanitario sabéis que es así. Por otro lado os propongo que antes de medicaros os leáis los posibles efectos adversos descritos en letra pequeña en cualquier prospecto, seguro que ese analgésico que os ibais a tomar dudaríais de hacerlo tan alegremente, y no hablemos de los psicofármacos, que son, como decía un médico profesor mío en la facultad: “es como matar moscas con misiles Tomahawk”. Como también resulta ridículo pensar que una persona con ansiedad o en duelo se curará tomando un psicofármaco, que sólo ataja algunos síntomas, generando otros adversos, y en ningún caso actuando sobre las verdaderas causas del problema… Sólo son parches. Pero ATENCIÓN! Si a ti te funciona y es tu opción quien soy yo para decir que no es una buena terapia, si tu crees que te funciona, te funcionará y lo mismo digo para los que alivian su malestar con la homeopatía, la acupuntura o el Reiki.

Y ayer aparece el ministro Duque para decir que eso no funciona, que eso no se puede enseñar en los programas universitarios, que se sancionará su uso, y en la misma frase tener el cinismo de comparar una técnica milenaria como la acupuntura con el budú… ¿En qué se basa para decir semejante desfachatez? Son afirmaciones arbitrarias y de parte, puede que el verdadero problema del sistema de salud sean estos burócratas! Doblegándose una vez más del lado de los intereses de los poderosos, y minusvalorando a la población.

Yo no te puedo afirmar que la homeopatía funciona, pero tampoco puedo decirte que lo haga el Valium o el ibuprofeno. En todo caso, si la homeopatía no funciona y sólo son bolitas de azucar, nunca produciría un efecto secundario como el que si producen muchos fármacos “cientificamente” testados. Pero el tema no es ese, el tema es la falta de un espíritu critico que tiene más que ver con la educación y la autoconciencia… Nos las “meten” dobladas y ni nos quejamos… Impuestos hipotecarios, cuotas de los autónomos, libertad de expresión, política represora… En fin, o nos plantamos desde un espíritu autorreflexivo o nos doblegan. La vida son elecciones, así que tu decides que verdad quieres comprar, la que te imponen como palabra de Dios o la que has experimentado y pasado por tu propio análisis crítico.

Carlos Romero Martínez.
Psicólogo
Co. Director de Nou Espiral.

EL ERROR DE LA DIETAS: CREER QUE PASARÁS HAMBRE

Para muchas personas, pensar en dieta es sinónimo de pasar hambre. Y ese mismo motivo, les frena para iniciar una perdida de peso.

Ahora bien, desconocen que una alimentación bien pautada no provocará esa sensación de hambre descontrolado e insaciable.

Hambre
Después de realizar  una comida saludable,  se percibe una plenitud gástrica debido a la gran cantidad y diversidad de alimentos reales,  que podemos y debemos consumir.
Cuando nos referimos a alimentos reales, hacemos referencia todo tipo de productos que no estén procesados.

Cierto es que las calorías no lo son todo, pero gracias al  control calórico,  la persona podrá consumir grandes cantidades de alimentos vegetales,  sin temor a incrementar de peso.  Las claves de poder consumir vegetales sin limitación, son dos:

-Primero, debemos tener en cuenta que entre el 75-95% de la composición nutricional de los vegetales son agua. Debido a esta gran cantidad, el aporte calórico del alimento es muy bajo, por lo que podemos consumir grandes cantidades sin disparar la ingesta de calorías.

-La segunda clave, es la cocción del vegetal. Ya que este puede ser el factor que incremente las calorías del plato final. Por lo tanto, evitaremos cocciones hipercalóricos, como pueden ser: fritos, salteados con mucho aceite, empanados o guisos con salsas.

Además, otra característica muy importante de los vegetales es su aporte en fibra. Este componente,  es imprescindible para provocar una mayor sensación de plenitud.

Cuando consumimos alimentos con fibra, esta fibra al llegar al estómago se hidrata e incrementa su volumen. Ocasionando,  que el espacio gástrico esté ocupado y esto provocará sensación de saciedad a la persona.

En el caso que las verduras no sean un alimento muy apetecible para la persona que quiere bajar de peso. El dietista – nutricionista debe aportar ideas, opciones, alternativas para conseguir consumir mayor cantidad y variedad de vegetales, siempre valorando aquellos que mejor tolera la persona. Y sin que sea una situación desagradable para el paciente.

Cristina Sánchez Reyes
Dietista – Nutricionista a Nou Espiral
Col. 00172 CoDiNuCat

COPA LA INTRUSA

Llevo mucho rato despierto, ¡hace tanto tiempo que no puedo dormir tranquilo y descansar! Antes de que las cosas cambiaran sin avisar, era mi padre el que me despertaba cada mañana, me llamaba, me tocaba la cara, me daba golpecitos suaves en la espalda. A mí me gustaba mucho hacerme el dormido: “Alejandro, si no abres los ojos y te levantas para ir al cole te convertiré en croqueta para mi desayuno y te comeré”. Entonces yo cerraba los ojos con fuerza, él me movía de lado a lado del colchón como si quisiera hacer una croqueta gigante con mi cuerpo y luego me comía a besos, mordisquitos y cosquillas. Yo reía, me agarraba a su cuello convencido de que junto a él no existía el peligro.

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Apenas faltaban quince días para que fuera mi cumpleaños. Cumpliría once años, mi primer capicúa. Me hacía mucha ilusión poder celebrar un número de años tan guay, seguro que iba darme mucha suerte. Quizás a partir de entonces, cuando fuera con mi abuelo a pescar a la playa, sería yo quién pescase los peces más grandes y marcase un montón de goles a mi hermano mayor que era un crack como portero de fútbol. Tal vez fuera a partir de los once años que mis padres me dieran permiso para ir a la feria con mis amigos y por fin pudiera tener una tele para mí solo en la habitación.

Ahora, mientras espero que mi madre y mi hermano vengan a ayudarme a levantarme de la cama, lavarme y desayunar, miro la pequeña luz roja de la televisión que está colgada en la esquina derecha del techo. Han pasado algunos años desde que se me concediera mi deseo, algunos años con televisor frente a mi cama. El mando a distancia lo utiliza cualquiera que entre en mi habitación. Yo sólo no puedo accionarlo, no puedo escoger el
momento, ni el programa ni el volumen. Al principio lo viví como una pesadilla hasta que después de mucho tiempo me rendí a lo inevitable.

Oigo el ruido de la calle, el tráfico de coches y motos que no conduciré nunca. Los frenazos bruscos siempre me producen taquicardia y sudor frío. Antes, cuando mi garganta y mi cuerpo todavía tenían fuerza para hacerlo, chillaba. Ahora estoy tan débil que ni tan siquiera puedo emitir un susurro. Cada vez me cuesta más respirar, cada sobresalto se me queda clavado en el pecho. Ya no puedo liberarme con el grito de la angustia y el pánico que me causan los ruidos imprevistos. A menudo me imagino que un coche conducido por el Manolo viene hacia mí, a todo gas, dispuesto a atropellarme.

Aquel mediodía el peligro se presentó y papá no estaba. Manolo, el hijo de la panadera, estrenaba su coche pisando a fondo el acelerador por las calles del barrio. Iba tan contento que no me vio jugando a fútbol, tampoco vio como bajé corriendo de la acera a recoger la pelota que se nos había colado. Apenas oí las ruedas frenando y patinando en el asfalto. Perdí el sentido. Mi madre me explicó que había estado un mes dormido: “En coma, dicen los médicos”.
No recuerdo nada. Me acuerdo de antes, me acuerdo de después y en medio nada. Mi padre desapareció en el coma y al despertar descubrí un punto final en mi vida: había perdido la capacidad de hablar, de mover mis brazos y mis piernas y apenas podía mover la cabeza.

Hace sol, veo la luz a través de los visillos de la ventana. Me costó mucho hacer entender a mi madre que no quería las cortinas de plástico grises. Me daba miedo pasar la noche en una oscuridad infinita. Era terrorífico: los ruidos, los fantasmas, las pesadillas y la soledad se hacían grandes. Tuve que gritar mucho, sacar fuerza de flaqueza y mirar hacia las cortinas insistentemente, más de media hora de intentos hasta que por fin mamá comprendió. Acabé agotado por el esfuerzo, dormí lo que hacía mucho tiempo no dormía. Mamá también se cansó y acabó llorando mientras me daba besos en la frente: “¡Dios mío!, ¡pobre hijo mío! ¡Que daría yo para que pudieras hablar y moverte como antes!”.

La silla, como cada mañana, me está vigilando a los pies de la cama. Siempre me espera fría, inflexible, silenciosa, sabe que dependo de ella para moverme. Algunos días me consuelo pensando que también ella necesita de alguien para desplazarse, otros me siento celoso de su caminar circular porque aunque sea con ayuda puede mover sus ruedas.

Tengo frío, seguro que he mojado la cama y tengo el pijama empapado de pipí. Cuando era pequeño y se me escapaba el pis papá me decía: “No te preocupes campeón a todos nos ha pasado”, me ayudaba a llevar las sábanas a la lavadora y a hacer la cama limpia. Hace tiempo que se fue mi padre. Al principio de mi accidente vino muy pocas veces a casa. Siempre venía extraño, le costaba andar recto y hablar claro. Cuando se acercaba a mi cama se quedaba sin voz, lloraba y lloraba. Mamá le decía que tenía que ser fuerte y él gritaba muy enfadado: “¡No vuelvas a decirme como tengo que ser!, ¡dile al hijo de puta del Manolo como se tiene que conducir!”. Luego se iba dándose golpes con las paredes y los muebles y dando un portazo que me hacía dar un salto en la cama. Yo gritaba intentando decir su nombre, pedirle que se quedara con nosotros, que lo necesitaba a mi lado, pero no lo conseguí nunca. Entonces mi madre me cogía de la mano y me decía: “No te preocupes, mi amor. Tu papá te quiere mucho, tanto que no sabe verte así”. Luego la oía hablar en el comedor con mi tía: “Desde el accidente del niño, Iván no ha vuelto a ser el mismo. Se pasa el día en el bar agarrado a la Copa. Es su nueva novia. Le está matando”.

Pensé mil maneras de asesinar a esa novia con nombre extraño que había secuestrado a mi padre y que lo quería matar. Intenté decirle a mi madre que lo salvara, que avisara a la policía de que había una mujer mala que quería hacer daño a mi padre: inútil, no lo logré. Mi padre dejó de venir y yo de alguna manera dejé de querer a mi madre. Meses después, una mañana, cuando acababan de dejarme limpio y desayunado en el comedor, llamaron a la puerta. Entró la vecina llorando y gritando: “Rosa, han encontrado a Iván muerto en el banco del parque, estaba borracho con una copa de vino a su lado”.
Entonces comprendí. Volví a querer a mi madre.

Relato del “Almacén de semillas con futuro”

Relato basado en hechos reales, en la realidad quién marchó primero fue el protagonista.

Para él este homenaje:

ALEJANDRO , IN MEMORIAM
(19/10/1986 – 31/3/2004
Dejadme marchar.
Mi cuerpo,
fatigado y maltrecho,
necesita descansar.
Me despertaré renovado y pleno,
montado en la espuma de una nube blanca,
color de la paz.
Si el corazón lo siente y los ojos le siguen llorad un ratito,
ni mucho ni poco,
y luego,
luego dejadme marchar.
Un delfín me acompaña,
cabalgo en su lomo,
siembro caracolas y estrellas de mar.
Sonrío sereno,
la Luz me acompaña
y la primavera empieza a asomar.
Del poemario “Me descubro ante vosotros, yo soy poeta”

María Jesús Pérez Artigas
Pedagoga Terapeuta
Logopeda Integrativa
Escritora

¿TE ATREVES A MEJORAR TU VIDA?

Inmersos en la inercia de la mansa rutina, ajetreados por listas interminables de responsabilidades y tareas, nos planteamos pocas veces si estamos viviendo plenamente o quizá sólo sobreviviendo. Nos solemos enfrentar a esta reflexión sólo cuando la vida “nos golpea con un ladrillo en la cabeza” y hace sonar esos grilletes que siempre han estado ahí y de los cuales no somos conscientes.

canviEn esos momentos, grilletes en mano, buscamos alguna solución mágica e ingeniosa y sobretodo rápida y económica, que palíe la angustia, que elimine los síntomas que nos causan ese malestar. Cuando conseguimos calmar esa desazón nos volvemos a olvidar hasta entrar de nuevo en la trayectoria de otro ladrillo. Entonces: ¿Vas o huyes? Y en el supuesto de que huyas, ¿De qué huyes?. Pues probablemente de alguien que siempre ha vivido contigo pero al que nunca has querido tratar. Huyes de tu “sombra”, de tu “lado oscuro”, de tus miedos, tristezas y rabias reprimidas celosamente, guardadas bajo llave porque un día, quizá por inmadurez o por falta de consciencia ahí guardaste, y que sólo te acuerdas de ellas muy de vez en cuando… ¡Qué pereza! ¿No? Uf…

De acuerdo, entiendo que te de palo, a veces a mi también me da, pero no debes huir eternamente de aquello que te dañó, ya que un día esa carga será insoportable, y si no sale por sus canales de expresión lo hará a través de alguna somatización o enfermedad.

La espada que mata el dolor de la inconsciencia es el autoconocimiento, la sabiduría sobre uno mismo, es un trabajo que nunca acabará mientras estemos vivos, y ganar consciencia no evita volver a caerte, caerás tantas veces como tu alma necesite, hasta que aprendas esa lección evolutiva. En ocasiones cuando sientes haber ya elevado tu consciencia vuelves a caer, ¡Pero de más arriba!. No importa, el camino se hace de esa manera, lo importante no son las veces que caigas sino si tienes el coraje de volver a levantarte.

Carlos Romero Martínez
Psicólogo.

HERENCIA

“Mi papá me pega pero me quiere mucho” __dice Juanjo a la enfermera del hospital infantil que está sentada a su lado observándole. Es lo primero que dice tras once días de sedación.

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La enfermera al oír las palabras que ha pronunciado el niño no responde, le mira muy quieta, sus ojos desprenden lágrimas que se deslizan por las mejillas y caen en la sabana de blanco impecable que cubren el cuerpecito del niño. Aspira aire por la nariz, profundamente, sin hacer ruido; levanta la mano derecha, la lleva a la cabeza vendada de Juanjo y con un gesto muy leve que apenas le toca, le acaricia de adelante hacia atrás mientras que simultáneamente posa suavemente su mano izquierda sobre la mano izquierda de él. Juanjo permanece mirándola por poco tiempo, cierra los ojos, se duerme de nuevo. Brazo derecho roto, cinco puntos de sutura en la cabeza, un hematoma que parte del ojo derecho y le ocupa prácticamente media cara, dos quemaduras de cigarro en el muslo de la pierna izquierda.

“¡Se me ha ido la mano, salven a mi niño!” __había gritado Sebas cuando acudió al hospital con un bulto envuelto en una manta ensangrentada, cabellos revueltos, cuerpo y manos temblorosas, olor acre de alcohol y tabaco. No era un grito de mando sino un grito desgarrado de ruego y de súplica. Enfermeras y médicos habían acudido corriendo avisados por la auxiliar de recepción y le habían cogido el fardo de vida maltratada. Tras responder a un breve interrogatorio sobre el nombre y la edad del hijo, cómo y con qué le pegó y cuánto tiempo hacía que estaba inconsciente, había intentado acercarse al pequeño que apenas respiraba: “¡Juanjo, hijo mío, yo te quiero, lo siento, perdóname, no te me mueras!”, decía mientras la policía se lo impedía reteniéndole enérgicamente. “¡Llévenselo de aquí antes de que sea yo quién le abra la cabeza a este animal!”, había dicho el médico con voz seca y fría.

En la comisaria, Sebas, prestó declaración reconociendo que no era la primera vez que pegaba a Juanjo. Luego el furgón y la cárcel. El funcionario de la prisión le dio ropa limpia, la suya estaba raída, sucia y ensangrentada. El preso se desvistió y su desnudez mostró cicatrices de la infancia, el funcionario que observaba la escena emitió un “¡Madre mía!” conmovido con una voz mezcla de lamento y plegaria. Sebas, que para evitar la mirada del guardián se había girado de espaldas a él, al oírlo se dio la vuelta y con lágrimas en los ojos le dijo: “Mi padre me pegaba pero me quería mucho”.

 

María Jesús Pérez Artigas
Pedagoga Terapeuta
Logopeda Integrativa
Escritora

COMPONENTES ACTIVOS DE LA ALIMENTACIÓN

Inicialmente la nutrición humana tenía un objetivo principal, aportar todos los nutrientes suficientes para cubrir los requerimientos metabólicos del individuo y proporcionar un estado de salud optimo.

COMPOENTES BIOACTIVOS

Pero una vez que los países del primer mundo y sus poblaciones han alcanzado una alimentación de excesos, y con un alto consumo de alimentos procesados, se ha marcado un nuevo objetivo.

En este caso, nos referimos a la nutrición humana como la herramienta necesaria para disminuir el riesgo de enfermedades crónicas. Enfermedades como pueden ser una obesidad, una diabetes mellitus, o bien, una insuficiencia renal.
Las pataologias crónicas, suelen ser multifactoriales, las cuales provocan un gran gasto económico muy elevado y lo que es peor, las personas que sufren estas enfermedades pierden calidad de vida.

Los dietistas – nutricionistas no tan solo realizamos menús calculando el aporte de calorías. Sino que adaptamos la alimentación de una persona, para que esta tenga una nutrición correcta, teniendo en cuenta también, la función de los componentes activos.

¿Y qué son los compontes activos?

Son sustancias consideradas factores potencialmente implicados en la prevención de procesos patológicos.
Estos componentes se encuentran de manera natural y en pequeñas cantidades, en alimentos de origen vegetal y en alimentos ricos en grasas.

Algunos de los componentes activos más conocidos, son:

– Licopeno: presente en tomates, se le relaciona con una reducción de algunos tipos de cáncer, como es la próstata en los hombres, y el de mama, en las mujeres. Actuando como inhibidor de crecimiento y proliferación de células tumorales (en ensaños in vitro)

– Fitoesteroles: frutos secos y algunos vegetales. Se relaciona con una disminución del colesterol total y el colesterol LDL (conocido como colesterol “malo”). Actúa dificultado la absorción del colesterol.

– B-caroteno: presente en verduras como calabaza, espinacas, zanahoria, maíz… es un gran antioxidantes, actúa controlando la proliferación celular, tiene función como provitamina A y se le relaciona con la prevención de enfermedades oculares.
Así pues, recuerda que comer bien no es solo calcular las calorías que consumes, sino que debemos valorar el conjunto de alimentos que consumimos y todos sus componentes nutritivos.

Cristina Sánchez Reyes
Dietista – Nutricionista de Nou Espiral.

En verano también podemos comer sano.

Como todos sabemos, comes es un verdadero placer. Pero en muchas ocasiones en lugar de regalarnos pequeños caprichos alimentarios, acabamos consumiendo alimentos grasos y ricos en azúcar constantemente, para conseguir una satisfacción.

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Es aquí, cuando pasamos la barrera de un consumo puntual sin importancia, al exceso e insalubridad.

Conseguir comer bien no es difícil. Tan solo necesitamos un pequeño esfuerzo y querer hacerlo. Podemos seguir disfrutando, comer bien no significa pasar hambre o hacer una alimentación aburrida y monótona.

El verano puede ser una muy buena temporada para empezar a hacer cambios alimentarios, ya que son meses que apetece comer platos fríos, cremas… los cuales pueden ser bajos en calorías y en grasas, por lo tanto, nos pueden ayudar a conseguir a una inicial perdida de peso.

También es cierto, que en verano nos apetece salir más, tenemos más vida social… pero esto no debe estar reñido con comer bien. Tenemos muchas opciones cuando queremos hacer un tapeo saludable, empezando por unos simples encurtidos, hasta llegar a un carpaccio o un tartar de salmón o atún.

Tan solo necesitamos saber que comer y como debemos actuar para que ese momento de placer, no acabe siendo una situación incomoda y negativa.

No debemos hacer dieta con el único objetivo de bajar peso y conseguir nuestro objetivo, sino que debemos conocer y educarnos nutricionalmente. Con el mero objetivo, de ser capaces de poder elaborar nuestro propio menú saludable.

Así que, si te apetece empezar a hacer cambios alimentarios, tienes ganas de conseguir un peso más saludable, o simplemente, quieres comer bien, te animo a que te informes sobre nuestro nuevo servicio de nutrición y dietética.
Cristina Sánchez Reyes
Dietista – Nutricionista a Nou Espiral
Col. 00172. CoDiNuCat.

EL CIMIENTO DE NUESTRO CUERPO: LA RESPIRACIÓN

veu04En el momento en que nacemos se produce uno de los procesos más importantes de nuestras vidas, entra aire por primera vez en nuestros pulmones, gracias al cambio brusco de temperatura y el paso de un ambiente líquido a uno gaseoso, por lo que algunas modas como dar a luz bajo el agua no son tan beneficiosas para el neonato.

En esa primera inspiración nuestros pulmones se llenan completamente y los músculos respiratorios, principalmente el diafragma comienzan su andadura por el mundo. Ver dormir a un bebé es un momento muy tierno, lo hacen de una manera muy placentera, pero ¿nos hemos fijado realmente en cómo respira? Su diafragma está a pleno rendimiento y sus pulmones se llenan en toda su capacidad, vemos como su barriguita se hincha. ¿Por qué esta manera innata de respirar la vamos perdiendo, pasando a realizar una respiración tóracica, alta, que disminuye mucho nuestra capacidad respiratoria?, quizá que nuestro cuerpo no esté diseñado para la bipedestación puede ser una de las respuestas. En algún momento de nuestro desarrollo “confundimos” energía y tonificación con fuerza y bloqueo.

¿Qué sucede cuando después de un largo día de trabajo nos tumbamos por fin en la cama?, por lo general hacemos una respiración profunda que nos ayuda a relajar y descansar, y eso lo logramos gracias a que conseguimos desbloquear nuestros músculos. ¿Por qué un atleta, cuando llega a la meta apoya las manos en sus rodillas? Porque esta posición también ayuda a desbloquear la musculatura del tronco permitiendo una entrada de aire mayor. Y como estas, hacemos muchas otras cosas de manera inconsciente que nos ayuda a recuperar la insuficiencia de oxígeno que llega a nuestra sangre al no saber abrirle el paso al aire en nuestros pulmones.

Planteemos ahora a qué nos ayuda realizar una respiración costodiafragmática. Y eso no significa que en cada inspiración debamos llenar totalmente nuestros pulmones, no, eso sólo lo necesitaremos en momentos de esfuerzo físico o vocal, pero este último es un tema para tratar ampliamente por lo que lo dejaremos para otra ocasión.

¿Por qué a una embarazada le dan cases de respiración en la preparación al parto? No solo le ayudará a empujar en el parto sino que le ayudará a soportar el dolor. O por qué cuando vemos a una persona muy nerviosa le decimos “tranquila, respira”, ¿realmente nos fijamos en su manera de hacerlo o es algo que inconscientemente sabemos que le ayudará con el estado en que se encuentra?

Una respiración eficaz ayuda a eliminar el estrés, la ansiedad o a superar ataques de pánico. Regula nuestro ritmo cardíaco, atenúa los niveles de dolor, nuestro intestino mejora su actividad gracias a que la bajada del diafragma lo moviliza y, el reflujo laringofaríngeo o gastroesofágico disminuye al haber una buena tonificación diafragmática. Éstos parecerían únicamente algunos aspectos que mejoran gracias a una respiración eficaz, pero si lo analizamos bien, son la base de nuestro bienestar físico y emocional. En resumen, los logopedas y otros profesionales enseñamos a tomar consciencia de nuestra respiración ya que es equivalente a mejorar nuestra calidad de vida.

Paula Ivasna Bóveda Baldoni
Logopeda i profesora de técnica bocal

EL PRIMER PASO NO TE LLEVA A DÓNDE QUIERES IR, PERO TE SACA DE DONDE ESTÁS.

Ahora, para mantenernos en ese “viaje” se requiere de mucho esfuerzo y constancia. Como apuntaba el filósofo Lao-Tse, constituye el principio de un largo camino por recorrer.

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Después de funcionar durante  un largo tiempo inmersos en una situación que nos hace sufrir y afecta a nuestro equilibrio emocional, como estamos pobremente equipados para actuar de manera que no podemos adaptarnos a esa situación o persona que nos hace tan infelices, nuestro dilema consiste en hallar un camino entre las fuerzas que se oponen.

El ahora no tiene nada que ver con el ayer, cerrar puertas se convierte en imprescindible cuando el presente no avanza. Proyectar hacia el futuro no es sencillo, aunque sí es imprescindible para conseguir que nuestros deseos se cumplan, y para eso tenemos que dar un PASO HACIA ADELANTE, ese paso nos permitirá salir de una situación que nos está causando daño y es fuente de insatisfacción.

A lo largo de nuestra vida, nos planteamos el logro de diferentes metas y objetivos: dejar de fumar, realizar una práctica regular de ejercicio, establecer relaciones interpersonales más satisfactorias, tener una relación de pareja y/o familiar más armónica…, algunos de ellos nos resultan relativamente sencillos de conseguir y otros suponen implicarnos en un intenso trabajo para poder alcanzarlos. Pero existe un truco para eso. El truco es empezar. Da el primer paso. Vamos a tener que generar un primer paso animando a que las personas imaginen qué sería diferente. Para establecer un buen destino es más importante conocer lo que la persona desea que ocurra antes que lo que desea que no siga ocurriendo. La  tarea del terapeuta será ayudar a la persona a que pueda establecer que diferencias haría esto, qué diferencias haría dar el primer paso, dar el primer movimiento.

El cambio es nuestro gran aliado para vivir experiencias nuevas, superar miedos, hacer cosas distintas y darle un nuevo giro a nuestra vida. El primer movimiento no asegura nada más que, que uno se está haciendo cargo de hacer algo distinto y eso ya marca una posibilidad interesante.

Estas metas que nos proponemos son nuestro destino y el proceso a seguir para lograrlas nuestro viaje. El objetivo no es el destino, el objetivo no es el viaje, el objetivo es cada una de las acciones, cada uno de los pasos que desarrollamos para llegar a nuestro destino.

Des del punto de vista terapéutico el viaje es un intento por expresar metafóricamente “muévete y el camino, aparecerá”, es una metáfora frecuente para este tipo de cosas. Como si de planificar un viaje se tratase, podemos enfocar la consecución de nuestras metas. En primer lugar, es necesario definir con el mayor detalle y concreción posible nuestro destino (¿adónde quiero ir? ¿qué quiero conseguir exactamente?), no es lo mismo decir “quiero viajar a Italia” que “quiero ir a Florencia” y después de ver la Catedral y la Cripta, ir a visitar “El David” de Miguel Ángel en la Galería de la Academia. En este último caso, planificar el viaje para llegar a mi destino resulta más sencillo, no voy a Italia en abstracto sino a un sitio concreto y definido, por lo que me es más fácil identificar los pasos a seguir para llegar hasta allí – comprar el billete en una agencia de viajes, comparar precios de hoteles en diferentes webs, conseguir la información necesaria para visitar la ciudad, etc.- por muchos que fueran esos pasos.

Conocemos como “siguientes pasos” las acciones que deberán desarrollar las personas para acercarse al destino y construir el futuro deseado poniendo en acción sus recursos, competencias y habilidades para lograr algo concreto. Los pasos pequeños diseñan pequeñas acciones que hacen una diferencia. Pequeñas acciones que pueden permitir a las personas acerarse hacia el futuro deseado. A veces las personas pueden definir varios primeros pasos y nuestra tarea lógica será en ayudarles cuál será el primer paso que habrá que dar, cuál será el menos complicado, el más sencillo y el que menos trabajo cueste.

Hay que ser muy cuidadoso en el diseño de estos pequeños pasos, hay que asegurarnos de que verdaderamente significan pequeños pasos y que verdaderamente la persona necesita hacer. Preguntarse cuál es el primer paso que sí se puede dar, también ayuda a poner las cartas sobre la mesa, a pensar en nuevas posibilidades, a catalizar los recursos con los que se cuenta, a reconocer la intención clara de cambio. No cabe duda que en la terapia trabajamos básicamente con construcciones de nuestros clientes. Si das ese primer paso ahora te encontraras más cerca de tu objetivo, de tus sueños que hace un año, que hace un minuto.
Dar el primer paso, es estar cambiando.

¡Dadlo!

Sandra Lorente Muñoz
Educadora Social i Terapeuta Familiar i de Parella